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Literatura

La senda más intimista de Antonio Machado, en 150 imágenes

El fotógrafo José María Díez y el escritor José María Triper celebran en un libro el centenario de 'Campos de Castilla'

ALEJANDRO SAURA

Martes, 10 de julio 2012, 00:19

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José María Díez 'Pototo' ha hecho un especial homenaje a Machado con un libro de fotografías acompañadas por poemas machadianos y textos del periodista José María Triper, con motivo de la celebración del centenario del poemario de Antonio Machado, 'Campos de Castilla'. El libro, de Iniciativa Mercurio, que recoge más de 150 imágenes, refleja la senda más intimista del poeta: «Después de cerrar mi anterior editorial y fotografiar paisajes quería hacer un trabajo diferente y un poco más sentido», asegura Díez.

José María Díez optó por centrarse en la humanidad del poeta, en el Machado hombre, y no tanto en su estela poética: «Antonio era solo un poeta. Un hombre bueno, en el buen sentido de la palabra bueno», anota Triper en el prólogo de la obra. Sevilla y Colliure, lugares de nacimiento y muerte, respectivamente, así como Soria, Baeza y Segovia, ciudades importantes en la vida de Machado, donde trabajó como catedrático de francés, están representados por unas fotografías intencionadamente expresivas: «Expresan el alma machadiana. Machado se definía como un hombre bueno, aunque por sus circunstancias sufrió mucho. Quise plasmar todos los sentimientos que afloraron en él y reflejar su soledad, su tristeza tras la muerte de su gran amor Leonor...», explica Díez. El proceso de fotografía ha llevado a su autor apenas tres meses. Sin embargo, la edición ha sido mucho más costosa. Díez asegura que no le gusta editar las fotos, aunque «sí busca sacarles el alma, volver al momento mágico de apretar el botón de la cámara. Intentar llegar a ese bonito momento inicial».

'Paisaje poético machadiano' es un rápido recorrido por los paisajes que vieron nacer, desarrollarse como hombre y morir al poeta sevillano. Unas imágenes tomadas con intención para narrar la biografía sentimental y espiritual de Machado con diferentes tonalidades y una evolución cromática que representa su vida, desde sus primeros años en Sevilla, con imágenes a todo color, hasta sus años de madurez, con fotografías en blanco y negro y Soria como telón de fondo.

El proceso ha sido agradable y la experiencia satisfactoria para el fotógrafo: «En Segovia se encontraba muy a gusto. Su nuevo romance, su vida social... Es la etapa machadiana que más me gustó fotografiar», comenta Díez haciendo referencia a los años en que Machado encontró un ambiente cultural más acorde a él mientras, además, mantenía una relación con Pilar Valderrama, Guiomar en sus poemas. Asegura que también le gustó mucho Baeza pero la experiencia no fue tan intensa porque «el poeta nunca se sintió a gusto allí, siempre añoró Castilla».

La portada del libro, muy sugerente y evocadora, se debe mirar con detenimiento. El autor la eligió a conciencia porque, a su parecer, plantea un símil con el carácter viajero de Machado y su identidad poética: «Al fondo la Sierra del Guadarrama, con una luz dorada y un ambiente muy solitario, me recordaba a la personalidad de Machado».

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