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TOROS. SAN FERMÍN

Marco y Nazaré cortan sendas orejas en una gran corrida de Cebada Gago

Fue una corrida pareja en tipo, musculada y astifina. Nobleza y casta al cincuenta por ciento

EFE

Lunes, 16 de julio 2012, 12:39

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El recuerdo de don Salvador García Cebada, creador de la ganadería de Cebada Gago, recientemente fallecido, estuvo presente toda la tarde. Los toros lucieron divisa negra en señal de luto.

Fue una corrida pareja en tipo, musculada y astifina. Nobleza y casta al cincuenta por ciento. Al final se contabilizaron dos orejas que pudieron ser más si el presidente hubiera atendido la petición para Marco en el primero, y desde luego si la espada de 'Morenito de Aranda' llega a estar más afilada.

También influyó el hecho de que el torero de la tierra, Marco, no tocara pelo hasta la segunda mitad de la función, lo que suele restar en esta plaza ambiente al resto de las faenas, pues parece que la gente está primero por el suyo y después lo que venga. Una referencia equivocada para ver y valorar la corrida.

Marco perdió la oreja del toro que abrió plaza sencillamente por el pinchazo que se interpuso a la estocada definitiva. Había sido un toro importante, con mucha clase, fijeza, nobleza y recorrido. Marco lo toreó con gusto, tanto con el capote como con la muleta. La faena tuvo pulcritud y cierta profundidad. Quizás no apretó el torero lo suficiente. Aunque dadas sus circunstancias, de torero con muy pocos contratos, hay que considerar que estuvo digno.

En cambio con el cuarto, con menos sosiego y sin tantas estrecheces, la rúbrica con los aceros fue determinante para pasear un trofeo.

'Morenito' cuajó una faena importante al segundo, primero de su lote, en la que primó la suavidad, el temple y el buen gusto. También aquí influyó el pinchazo que precedió a la estocada.

Al quinto, algo justo de fuerzas, le costó más desplazarse. No obstante, 'Morenito' estuvo tesonero, buscando con mucho ahínco una faena más difícil.

El debutante sevillano Nazaré fue una agradable sorpresa. Lucido con el capote en su primero, al que toreó con mucho temple y parsimonia. En ocasiones faltó limpieza, pero el conjunto, muy arrebujado con el toro, tuvo su aquel. No se entiende que hubiera tan pocos pañuelos en la petición de oreja.

En le sexto, Nazaré sacó a relucir un repertorio de mucha calidad. Armonía y lentitud en la ejecución, firmeza y sentimiento. Las series muy compactas. Esta vez cayó la oreja a pesar de haber pinchado antes de la estocada.

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