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Pablo Carbonell, en 'Venecia bajo la nieve'./ G.Cuevas
Pablo Carbonell: «Hacer drama me resulta aburrido»
Comedia absurda con dos parejas de cuarentones

Pablo Carbonell: «Hacer drama me resulta aburrido»

El actor gaditano protagoniza en el Zorrilla 'Venecia bajo la nieve'

A. CORBILLÓN

Jueves, 22 de marzo 2012, 19:31

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Antes de hablar, le anuncia a su madre que se «va a hacer la levitación». No parece fácil hablar en serio con Pablo Carbonell, actor, showman, director, músico y, últimamente, escritor. A pesar de tanta diversidad, el teatro había quedado en un segundo plano, hasta que 'La curva de la felicidad' se eternizó en la cartelera durante siete años y decidió que le interesaban las tablas. Se presenta estos días en Valladolid con 'Venecia bajo la nieve', una astracanada para cuatro personajes. ¿Tal vez cuando cumpla medio siglo en julio (Cádiz, 1962) se ponga serio? Aparentemente, no.

¿Venecia y nevada: suena extraño no?

Venecia bajo la nieve es onírica profundamente romántica... Me ha dejado seco esa pregunta. Es una imagen que oculta muchas cosas, hay un mundo subterráneo sobre el que ponemos nieve.

Pero queda claro que 'Venecia bajo la nieve' es una comedia.

Sí, sobre esa nieve hay tres capas. Bueno estoy improvisando y ahora tengo que desmenuzarlo. La primera capa es la superficial, fue cuando leí el texto y dije '¡menuda chorrada'! Una comedia para que la gente se ría sin ninguna reflexión. Pero después, en la segunda lectura, descubres que hay mucha realidad y un retrato nuestro en el que expresar mucho de lo que somos y disimulamos. Y, en la tercera lectura, es que hay una crítica a las convenciones sociales, a la forma de ver el Tercer Mundo, la hipocresía de las ayudas al desarrollo... demoledoras. Si, es un buen título ese de 'Venecia bajo la nieve'.

Todas las referencias llaman a esta comedia 'disparatada'.

Aquí hay más cosas pero muy bien metidas. El director, Gabriel Olivares, es la persona más juguetona que he conocido. Fue todo como teatro experimental, con continuos cambios de registro. Todas sus propuestas eran juegos y eso ha llenado la obra de sin sentidos, gags visuales. Digamos que la obra nació como un disparate pero la carga de profundidad sigue estando ahí.

Su personaje tiene una crisis conyugal 'políticamente correcta'. ¿Es un arquetipo?

Para realizarla tuve que reflexionar sobre ese tipo de parejas que llevan un montón de años en un estado de estable dentro de la gravedad. Vive una relación anquilosada. Él no es capaz de dar un paso más allá y esa noche va a tener que hacerlo. Su mujer propone un juego tan imbécil que... bueno no puedo contar más. Y él es un tipo al que le aterra el compromiso y que tiene a su pareja como una especie de prótesis a la que siempre tiene a su lado y va muy 'chulito' por la vida.

Nadie imagina a Pablo Carbonell haciendo algo que no sea humor.

Hacer drama me resulta más aburrido y prefiero hacer comedias aunque es más complicado. Meter comedia dentro del drama me requiere un esfuerzo que me distrae. Pero ahora estoy escribiendo una obra y, previendo que pueda pasarla mal grabando una secuencia, no la escribo. Solo escribo lo que me apetece rodar. Eso se llama escucharse a uno mismo.

Ser polifacético hoy día es sinónimo de sobrevivir mejor?

Me da mucha seguridad en otras facetas. Y unas apoyan a las otras. Cuando hacía teatro era mejor después como doctor Gimeno. Cuando soy otra cosa, mejoro cuando subo al escenario y cambio por otra, ya sea cantante o haciendo televisión. Unos trabajos con otros se retroalimentan.

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