El año más seco desde 1936

Las pérdidas en el campo por cultivos que no prosperarán o el recrudecimiento de enfermedades respiratorias son solo algunas de las consecuencias más visibles de una sequía que no se conocía en Valladolid desde hacía 75 años. Según la Agencia Estatal de Meteorología, entre diciembre de 2011 y enero y febrero de este año solo se han acumulado 27,1 litros de agua por metro cuadrado: una cantidad tan ínfima que sería necesario que lloviera durante toda la primavera para compensar el déficit que se arrastra desde octubre del año pasado, según explica el delegado territorial de la AEMET, José Pablo Ortiz de Galisteo.

El trimestre evaluado por la agencia para comparar el grado de sequía se inicia en diciembre, mes en el que apenas se recogieron cuatro litros de agua. En enero hubo unos 20 por las dos nevadas que se registraron entonces y febrero ha sido el mes más seco de los últimos años, con tan solo 0,2 litros por metro cuadrado.

Este periodo cerrará con 27,1 litros por metro cuadrado el valor más bajo desde 1936 cuando la media era de 128 litros por metro cuadrado. Esto significa que durante estos tres meses solo se han registrado el 21% de precipitaciones medias estimadas para esta época del año.

Estos datos corresponden a los valores tomados en el medidor de Villanubla, ya que el de Valladolid no empezó a funcionar hasta 1973 y, por tanto, no existen registros anteriores a esa fecha.

La sequía persistirá aún durante los próximos días. Aunque la agencia ha avanzado que mañana, jueves, y el viernes, habrá posibilidad de lluvia, esta será mínima. Entrará una perturbación que afectará a Valladolid, pero la probabilidad de que deje agua oscila entre el 15% de las primeras horas de la mañana y el 30% desde las 12:00 hasta la medianoche. El frente que llegará el viernes lo hará por el este y afectará a toda la comunidad autónoma; sin embargo, este día la probabilidad de lluvia rondará el 20%. En el caso de que finalmente llueva, «no será significativo».

Ortiz de Galisteo explica que, según la previsión para la próxima semana, habrá un cambio de tiempo que afectará a las temperaturas. El lunes se retirará el anticiclón y entrará una perturbación por el norte que dejará también precipitaciones generalizadas, pero «lo que necesitamos es una primavera muy lluviosa para compensar el déficit que arrastramos desde septiembre de 2011».

Ya el final del verano y el otoño pasados fueron secos, pero el último trimestre está considerado como «extremadamente seco».

Valladolid ha registrado situaciones extremas ya desde el año pasado. El último verano ha sido de los más calurosos, con 21.1 grados de media, lo que supuso seis décimas por encima de los considerado normal. Pero también las precipitaciones registradas en ese periodo solo alcanzaron los 33 litros por metros cuadrado, un 51% por debajo de los valores normales en Valladolid. Según estos datos, el último trimestre invernal ha sido aún más seco que el pasado verano.

Los agricultores llevan meses con la vista puesta en el cielo y temen pérdidas irreparables en sus cosechas si no empieza a llover. En la zona cerealista de la provincia se auguran pérdidas que rondarán la mitad de la cosecha, mientras que el sector viticultor se muestra más esperanzado y cree que aún hay dos meses de margen para que llueva y la sequía no afecte al ciclo de la planta. Los productores de remolacha son también pesimistas y temen que, de seguir así el tiempo, las pérdidas de los cultivos llegarán hasta el 30%. Son dos mil familias las que en la provincia de Valladolid viven de esta producción, también en riesgo por una falta de agua que, de momento, suplen con un riego automático cada vez más caro para el agricultor.