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JAVIER ASUA
Jueves, 9 de febrero 2012, 13:36
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Alguien tenía que hacerlo. Y el Mantería cogió el testigo. Entre 1982 y 1993 el Cinema Lafuente fue el templo de la pornografía en Valladolid, un lugar al que los hombres entraban casi a escondidas, mirando a un lado y a otro de la céntrica calle, para evitar ser vistos. ¡Qué dirá la gente! Casi una década con películas clasificadas X que abrieron las mentes y los deseos de muchos. Dice Paco de la Fuente que aquella opción salvó el negocio.
En El Norte de Castilla, una redactora veterana aún guarda en un sobre los recortes de las películas que se proyectaban entonces. Conejos jugosos para penes rabiosos, Manos arriba, bragas abajo, Fornica bien y no mires con quien, La viciosa adolescente con la concha muy caliente o Ensalada en el colegio femenino, que no le falte el pepino son algunos de los lacónicos títulos con los que los vallisoletanos rearmaron sus libidos tras los ensayos del destape.
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