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Robaron las coronas de la Virgen de la Fuencisla para saldar una deuda por drogas
EXPOLIO EN LA FUENCISLA

Robaron las coronas de la Virgen de la Fuencisla para saldar una deuda por drogas

La Policía detiene al autor material del asalto, un habitual del trapicheo local

Carlos Álvaro

Viernes, 27 de enero 2012, 19:31

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El caso del robo de las coronas de la Virgen de la Fuencisla está prácticamente resuelto. La Policía ya ha detenido a los presuntos autores de la fechoría. El miércoles se entregó B. M. D, vecino de Segovia, y a primera hora de este jueves los agentes procedían a la detención de J. A. A., presunto autor material del expolio perpetrado el pasado viernes en el interior del Santuario de la Fuencisla. Pero la operación no está cerrada. En un escueto comunicado, la Subdelegación del Gobierno señaló que la Policía Nacional prosigue con las investigaciones y no descarta que en las próximas horas haya nuevas detenciones de individuos relacionados con un suceso que ha mantenido en vilo a la ciudad durante seis largos días.

El presunto autor material del robo sacrílego tiene 39 años de edad y es de nacionalidad española. La Subdelegación se refiere a él como «presunto involucrado en el robo», pero fuentes cercanas a la investigación han confirmado a este diario que se trata de la persona que el viernes ejecutó el plan, escaló la reja del presbiterio y el retablo del santuario y arrabató las preciadas joyas a la imagen de la Virgen de la Fuencisla. J. A. A. es un viejo conocido de la Policía, pues está relacionado con el consumo de drogas y el trapicheo y se mueve como pez en el agua en el barrio de San Millán, actualmente uno de los focos más conflictivos de la capital segoviana.

Según las mismas fuentes, J. A. A. fue 'contratado' por B. M. D., el primer detenido, para llevar a cabo el robo de las coronas y saldar con el dinero de su venta una cuantiosa deuda económica que éste había contraído en el submundo del narcotráfico, probablemente en otra ciudad. B. M. D., natural de Segovia, sería, pues, el autor intelectual del expolio. Él fue quien, apremiado por la deuda que había de saldar, entró presuntamente en contacto con elementos del hampa local, todos ellos vinculados al consumo y el trapicheo de droga, con el fin de 'contratar' los servicios de alguno de ellos y contar así con alguien dispuesto a asaltar el santuario. Y de este modo lo hizo, pero le falló el sujeto a quien había prometido dinero a cambio del encargo. Como alternativa, contactó con J. A. A., que no dudó demasiado. El 20 de enero por la mañana, se dirigieron al Santuario de la Fuencisla, se desconoce si acompañados de algún individuo más, que es lo que la Policía está investigando en estos momentos. Al parecer, J. A. A. escaló la reja y el retablo y se hizo con las coronas de la Virgen. Como no es experto en la materia, dejó huellas en muchos lugares, e incluso sangre, pues probablemente se cortó o hirió en tan arriesgada aventura. Una vez conseguidas las joyas, salieron del santuario como alma que lleva el diablo, pero se encontraron con que, en esos mismos instantes, un coche de la Policía patrullaba por las inmediaciones del sagrado recinto. No les quedó más remedio que aligerar la carga y abandonar la aureola de plata de la Virgen, la pieza más aparatosa que llevaban, antes de dejar el lugar. Queda por determinar si, apurados por las prisas, los ladrones enfilaron por el puente de San Lázaro y escondieron el botín entre unos matorrales, en la vereda que discurre paralela al río Eresma, cerca del Molino de los Señores, o si lo abandonaron después de no haber podido darle salida en la venta ilegal.

Los hechos no difieren mucho de lo expuesto. Cuando la Policía Nacional cierre el caso, podrá matizar o desvelar algún detalle más. Es muy probable que B. M. D. contara con cómplices, necesarios para la receptación ilegal de las joyas sustraídas. Como informó ayer la Subdelegación del Gobierno, las investigaciones continúan. El trabajo que los equipos de la Policía Científica ha desarrollado durante los últimos días, basados en el análisis de las huellas y de los restos biológicos detectados en el interior del templo y en la mochila donde los malhechores guardaron las coronas, han sido decisivos.

La Policía conoce bien a los presuntos culpables. B. M. D. siglas a las que responde la identidad del que se entregó el miércoles ya estuvo detenido en otra ocasión, hace aproximadamente un año. Siempre ha estado vinculado al trapicheo de droga y otros negocios oscuros, según fuentes consultadas. Por su parte, J. A. A. fue el brazo ejecutor. Sin duda necesitaba el dinero prometido para el consumo de drogas.

Los presuntos ladrones eran conocedores del lugar elegido para el asalto. Sabían que la alarma del santuario se desactivaba automáticamente cuando abría sus puertas, a las ocho de la mañana, y también controlaban que era un sitio poco transitado a esas horas tan tempranas. Eso sí, no contaron con las patrullas rutinarias que a menudo vigilan y recorren la capital.

Satisfacción

La sociedad segoviana ha recibido con general satisfacción las primeras detenciones. La rapidez y eficacia con que ha actuado la Policía Nacional también han sido objeto del aplauso general por parte de un pueblo tremendamente conmovido por lo ocurrido. El miércoles por la mañana, durante el acto de entrega de las joyas al obispo de Segovia, el delegado del Gobierno en Castilla y León, Ramiro Ruiz Medrano, mostró su plena confianza en la solvencia demostrada por los efectivos del Cuerpo: «Igual que la Policía ha sido rápida y eficaz en recuperar las piezas, seguro que lo será para detener a los autores», auguró. Y no se equivocó. Solo unas horas después, el caso está en vías de solucionarse. El obispo ya dijo que perdonaba a los malhechores, aunque dejaba el castigo en manos de la justicia de los hombres.

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