Borrar
Las noticias más leídas este jueves, 18 de abril
Las águilas del 112
EQUIPO DE EMERGENCIAS

Las águilas del 112

Desde su base de Alcazarén, el Grupo de Rescate de Castilla y León cubre con su helicóptero toda la comunidad en menos de una hora de vuelo

ICAL

Domingo, 26 de junio 2011, 20:00

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Es casi mediodía de una mañana clara y despejada. El sol roza su punto más alto cuando el helicóptero del Grupo de Rescate del Servicio de Emergencias Castilla y León 112 se pone en marcha. Un montañero con una pierna fracturada se ha quedado atrapado en el saliente de un cerro cercano a la localidad vallisoletana de Alcazarén.

Los bomberos Chema Salcedo, del Cuerpo de Valladolid, y Félix del Amo, de Tordesillas, el piloto y un operador de grúa tardan menos de cinco minutos en estar en el aire. Se trata de un simulacro, uno de tantos que el equipo -compuesto por bomberos voluntarios de diferentes cuerpos de Castilla y León- realiza habitualmente para mantener sus capacidades al máximo, pero no se aleja mucho de cómo se actuaría en una situación real.

Tras unos pocos minutos de vuelo -la base está muy cerca del monte elegido para la práctica-, el helicóptero localiza a la víctima y se inicia el operativo de rescate. Con una agilidad y suavidad que sorprendería a cualquier testigo, la pareja de bomberos se descuelga hasta el lugar donde se encuentra el montañero herido, para después asegurar sus arneses al saliente y proceder a colocar al accidentado en una camilla provista de varias sujeciones y de una cubierta protectora, que le mantiene aislado mientras asciende hasta el helicóptero sujeto únicamente por un cable. La pericia del operador de grúa, para que la camilla no se bambolee demasiado en el aire ni choque con los patines de la aeronave, resulta crucial.

Salcedo y Del Amo insisten en lo importante que es seguir el procedimiento a la hora de sujetar a la víctima a la camilla sin saltarse ninguno de los pasos, ya que su vida depende de ello. En cuanto al tiempo que pueden tardar en cubrir todo el procedimiento, varía mucho en función de las condiciones climatológicas y el estado del herido. De diez minutos a media hora... o más. No se puede decir, puntualizan.

La mañana del simulacro, las condiciones climatológicas juegan a favor de los rescatadores: cielo despejado, ausencia casi total de viento y una temperatura óptima para trabajar, por lo que el regreso a la base se realiza sin contratiempos. En la vida real, no siempre es así. A menudo, el viento, la lluvia, la nieve y el hielo conspiran para hacer más peligrosos los rescates, en los que es fundamental saber con un examen rápido cuáles son los principales problemas que sufre la víctima.

Por eso, y aunque ellos no son médicos, todos los bomberos del Grupo de Rescate deben acreditar conocimientos de soporte vital básico, que la mayoría amplía con cursos sucesivos, también en su tiempo libre. Una semana antes de que se realizara este reportaje, por ejemplo, habían recibido uno de rescate en avalanchas.

Gusto por el riesgo

El rescate me gusta y también ayudar a los demás, afirma Chema Salcedo sobre las razones que le llevaron a apuntarse al grupo hace dos años. Yo he sido montañero de toda la vida y el riesgo me gusta, lo mismo que echar una mano a la gente, reconoce Félix del Amo, que forma parte del Grupo de Rescate desde su creación, en diciembre de 2006. Desde entonces, el equipo ha realizado cientos de salidas y de intervenciones y también ha prestado su apoyo en emergencias internacionales, como los terremotos de Haití y Chile de 2010. Del Amo estuvo en la citada isla de las Antillas, que todavía no se ha recuperado de la tragedia, y recuerda la experiencia como una de las más impresionantes de su vida.

El trabajo del Grupo de Rescate de la Comunidad en Haití, donde jugó un importante papel la pareja de perros localizadores de personas que llevaban, le valió el año pasado el Premio Castilla y León de Valores Humanos, y su imagen dio la vuelta a todo el mundo gracias a una instantánea tomada por Gerald Herbert para la agencia de noticias Associated Press (AP).

Al margen de estos grandes sucesos, todos los días del año, dos bomberos de algún cuerpo de Castilla y León, un piloto y un operador de grúa montan guardia entre el orto y el ocaso del sol, el periodo de tiempo en el que están autorizados para volar, en la base del helicóptero, enclavada en Alcazarén no por casualidad, si no porque dicha localidad vallisoletana coincide prácticamente con el centro geográfico de la Comunidad. Así, el 90 por ciento del territorio está cubierto en menos de 50 minutos de vuelo. La Sierra de Gredos queda a 25 minutos; la de Segovia, a 20; la montaña palentina, a 40 y los Picos de Europa, a 50 minutos.

Niebla, viento y cables

Al trabajo de los bomberos del Grupo de Rescate del 112 hay que sumar el de los dos profesionales que siempre les acompañan en sus salidas con helicóptero, el piloto y el operador de grúa, quienes aportan a la ecuación un factor imprescindible: experiencia en horas de vuelo. La niebla, el viento y los cables de la luz son tres de los principales peligros a la hora de volar, según Juan Carlos Sánchez, un veterano aviador formado en el ejército y que lleva más de dos décadas sobrevolando los cielos de Castilla y León.

Siempre hay que conocer la zona, aconseja Sánchez, quien tras tantos años en la Comunidad ya ha memorizado todos sus mapas. Aún así, no se confía porque sabe que una mínima distracción o un exceso de confianza pueden jugársela a cualquiera.

La montaña, en la que suelen confluir los peligros a los que hace referencia, es también el escenario más habitual para las misiones del Grupo de Rescate, sobre todo entre enero y marzo y entre mayo y agosto, los periodos predilectos de los montañeros, tanto por la nieve, en el caso del primero, como por el buen tiempo, en el segundo. De media, el grupo hace una salida con intervención a la semana, según datos de 2010.

La montaña palentina, la sierra de Gredos y el Cares son los puntos más peligrosos de la Comunidad, en palabras del piloto. Tanto él como la pareja de bomberos critican que la gente se atreva más de lo que debiera a la hora de emprender una escalada. De lo que no hay duda es de que a partir de cierta altura, sólo se internan los más expertos, pero ni siquiera ellos están libres de poder sufrir un accidente.

El Centro Coordinador

Cuando estos ocurren y una llamada de alerta llega al 112, los encargados de gestionar todos los incidentes que no se resuelven con medios ordinarios, como aquellos que requieren de la intervención del Grupo de Rescate, son los técnicos del Centro Coordinador de Emergencias.

Búsquedas de personas, accidentes con mercancías peligrosas, incendios industriales, accidentes de avión, avioneta y parapente, nevadas, inundaciones, incendios de gran envergadura y, por supuesto, rescates en alta montaña pasan por sus manos y por las pantallas de sus ordenadores, que les proporcionan seguimiento en tiempo real de los efectivos humanos y materiales movilizados, tal y como explican en la central del 112, en Valladolid capital, María y Jorge, dos de los técnicos que trabajan en el Centro.

Todo el personal dispone de un dispositivo localizador que activa en las emergencias, añadieron. Su señal llega a los ordenadores del centro y permite a los técnicos localizar su situación en mapas tridimensionales y enviarles actualizaciones minuto a minuto sobre las condiciones meteorológicas, lo cual es muy importante cuando en las emergencias intervienen medios aéreos, como el helicóptero de rescate.

Si los bomberos, el piloto y el operador de grúa componen el brazo ejecutor, el Centro Coordinador de Emergencias es el cerebro de un sistema capaz de reaccionar en segundos y cuyo buen funcionamiento ha permitido que el helicóptero del Grupo de Rescate acumule 1.361 horas de vuelo, 347 misiones y 29 personas rescatadas desde su puesta en marcha, unas cifras que avalan la labor de los bomberos, que, como recuerda Félix del Amo es totalmente altruista y cien por cien profesional.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios