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Lugares que no debe perderse
ZAMORA

Lugares que no debe perderse

MARÍA ÁNGELES URONES

Domingo, 27 de diciembre 2009, 10:22

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En España no hay menos de cincuenta o cien mil lugares interesantes. Si se encuestara a su población probablemente saldrían muchos más. Esto es lo que afirma Juan Eslava Galán, autor del libro '1.000 sitios que ver en España al menos una vez en la vida'. De este millar de lugares imprescindibles, según el escritor andaluz, 10 se encuentran en nuestra provincia.

«He intentado que mi censo fuera lo más equilibrado posible, que incluyera los lugares esenciales para un aficionado al arte, al paisaje, a los museos, a la gastronomía, a los lugares insólitos o misteriosos, a la historia, a las fiestas...» parece excusarse el autor en la contraportada de la guía, por si alguien se sintiera ofendido porque su pueblo o ciudad no aparece recogido en estas singulares páginas.

«Zamora, la bien cercada», titula el autor antes de adentrarse a presentar algunos de los tesoros de la provincia. «Orilla apacible del Duero, donde la Vía de la Plata lo atraviesa por puente de piedra, es ciudad más románica que gótica. Estos muros han visto correr mucha sangre y muchos sentimientos», afirma el autor de esta guía de viajes, inspirada en el libro de la norteamericana Patricia Schultz '1.000 sitios que ver antes de morir', publicado igualmente dentro de la editorial MR.

«El visitante se encaminó a la plaza Mayor. Por las calles estrechas y empedradas le salían al paso iglesias románicas en cantidad sorprendente (San Ildefonso, la Magdalena, San Cipriano). El viajero fue a posar a un palacio del siglo XV, el de los condes de Alba y Aliste, uno de los más relevantes de la arquitectura civil castellano leonesa. El palacio que hoy es Parador lo construyó, en 1459, el primer Conde de Alba y Aliste», explica Eslava Galán (Jaén, 1948), quien, después de ese contacto con la médula de la ciudad, recomienda una visita al Hospital de la Encarnación, el palacio de los Momos y el palacio del Cordón, hoy Museo de Zamora.

No olvida citar tampoco el conocido Postigo de la Traición, situado en la muralla zamorana por la que Bellido Dolfos «el asesino del rey Don Sancho, se refugió en la ciudad cuando lo perseguía, lanza en ristre, el Cid Campeador».

Además, el autor tiene en cuenta las excelencias gastronómicas y asegura que en la capital zamorana el visitante termina la jornada en la calle Herreros "ante un chato de buen vino de Toro, que acompañó con su correspondiente tapa, un torrezno".

Pero los dos lugares de la capital que hay que visitar al menos una vez en la vida son la Catedral y el Museo Etnográfico de Castilla y León.

«Es posible que la Catedral de Zamora (siglo XII) sea la obra cumbre del románico en Castilla,un románico nada tosco, evolucionado, que se manifiesta en elegantes arquerías y esculturas y en el diseño de sus tres naves», argumenta Eslava Galán, quien destaca la cúpula gallonada, recubierta de escamas de piedra y el Museo Catedralicio, que acoge una importante colección de tapices.

Moderno edificio

Y de la Catedral, la guía nos lleva hasta el Museo Etnográfico de Castilla y León que no pueden dejar de visitar los aficionados al arte. «Instalado en un moderno edificio de cinco plantas en el centro de la ciudad, se divide en cuatro secciones que explican la relación del hombre con su entorno; el trabajo y la vida cotidiana; los ritos festivos; las decoraciones, el arte popular, las normas sociales, la educación y la religión», señala.

También recuerda visitar «otro museo notable de Zamora» el de Semana Santa, que reúne 36 grupos escultóricos, entre los que figuran piezas de Mariano Benlliure. Paralelamente se muestran túnicas y hábitos de las distintas cofradías y hermandades que «cada año cumplen, con singular fervor y recogimiento, su estación de penitencia por las calles de la capital zamorana».

A 10 kilómetros, el autor sitúa la primera de las ocho «joyas» ubicadas fuera de la capital: la iglesia de San Pedro de la Nave, considerada «uno de los ejemplos más representativos de la arquitectura visigoda». «Originalmente la iglesia estaba a orillas del río Esla, pero se trasladó aquí porque iba a quedar sumergida por las aguas del embalse de Ricobayo», destaca Eslava Galán.

A ésta le siguen la localidad de Benavente, con dos monumentos que conviene visitar: el Parador de Turismo Fernando II y la iglesia de Santa María del Azogue.

Después la obra nos encamina hacia el parque natural del Lago de Sanabria, "las mejores vistas del lago glacial más grande de la Península se consiguen desde el Centro de Interpretación del Parque, situado en el monasterio de San Martín de Castañeda".

En la misma excursión el autor propone visitar Puebla de Sanabria. Otros lugares de obligado paso que Eslava Galán cita en su obra son el pueblo de Fermoselle, famoso por su arquitectura popular y por sus antiguas bodegas excavadas en la montaña. Tampoco olvida mencionar el cañón del Tera y los paisajes glaciares.

La visita continúa hacia Toro «para cumplir tres deseos principales: el primero extasiarse ante la serena y grandiosa belleza del pórtico de la Majestad de la Colegiata de Santa María la Mayor. El segundo motivo era otra contemplación: la 'Virgen de la Mosca' un óleo sobre tabla que se conserva en la sacristía de la Colegiata» y el tercer motivo para ir a Toro «es el paisaje que se disfruta desde el mirador del Espolón, frente a la Colegiata: al pie del peñasco de Toro se extiende una vega amena y bien regada a la que llaman el Oasis de Castilla».

Después el viaje permite contemplar «caminos milenarios» ya que la provincia «goza de una gran riqueza arqueológica. El aficionado a la arqueología y a las ruinas habitadas de lagartos encontrará mucho donde deleitarse en lugares como Vidriales, Órbigo y Eria».

El autor destaca en su obra la visita a «viejos castros, dólmenes y un campamento militar romano jalonan el itinerario que permite seguir las huellas de las antiguas civilizaciones, pueblos y culturas que poblaron los valles desde el Neolítico a la romanización. Todo lo explican convenientemente los centros de interpretación». Entre estos centros cita el aula de Manganeses de la Polvorosa, el Castro de las Labradas en Arrabalde y, sobre todo, el centro de interpretación de los Campamentos Romanos al pie del excavado campamento de 'Petavoniunm' (siglos I y II), ubicado en Santibáñez de Vidriales.

El último lugar que Eslava Galán recomienda es el parque de las lagunas de Villafáfila, «el segundo humedal de España tras Doñana, enclavado en los suelos arcillosos de la cuenca del río Salado, es el paraíso de las aves acuáticas, esteparias y migratorias».

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