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Los componentes de la OSCyL, rodeados por el coro vallisoletano, en un momento de la interpretación. :: GABRIEL VILLAMIL
Valladolid canta 'El Mesías'
CULTURA

Valladolid canta 'El Mesías'

165 voces de la ciudad entonaron a Händel en el concierto participativo

J. M. MORATE

Miércoles, 23 de diciembre 2009, 02:19

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El doble de aforo y el doble de público. Valladolid respondió al traslado del Calderón al Auditorio Miguel Delibes del tradicional 'Mesías' participativo que organiza la Obra Social de La Caixa con un lleno absoluto. 165 voces de cuatro coros entonaron el 'Aleluya' más universal y el oratorio más popular del maestro de Halle.

Desde su resonante estreno en el New Music Hall de Dublín (1742), el oratorio 'El Mesías' (Londres, 1741), HW 56 de Händel, libro de Jennes (que lo asimiló a una ópera en tres actos sobre la vida de Cristo, con versículos tomados de la Biblia del Rey James) no ha dejado de ejercer su «efecto llamada» sobre todos los públicos en toda época y lugar, sino también sobre todo tipo de intérprete e interpretación posible. Y así nos ha llegado por primera vez al auditorio, repleto de un público entusiasta, en versión participativa que aúna orquesta y solistas profesionales y coro de buen nivel, con coros amateurs de la ciudad que sienten el estímulo de sus colegas, disfrutan de unos medios no siempre a su alcance y, en esta ocasión, de un ámbito sonoro mucho más apto que el anterior experimentado. Los cantores vallisoletanos, dispuestos en los palcos sobre el escenario, derrocharon atención y buen hacer, colaborando en los coros de menor dificultad técnica (que ya es mucho aquí) con acierto.

Para los fugados y de amplias coloraturas y en toda la partitura, Lieder Càmera, preparado por Xavier Pastrana, lució todas sus virtudes: afinación muy correcta, empaste y equilibrio, con unas excelentes voces blancas, en particular las altos, y capacidad expresiva. La orquesta estuvo exacta y compacta, con sus 27 miembros pendientes de todos los efectos requeridos por el director. Los solistas tuvieron momentos dispares; la soprano tiene gusto y emite con gran limpieza; técnicamente cuasi perfecta la alto, pero justa de volumen y peso cuando los graves la apremian, pues ella es más 'mezzo'; el tenor, muy cumplidor, tuvo algún problema en las arias de bravura; y el bajo tuvo momentos algo fuera de estilo, pues su tesitura y trabajo más habitual le tienen más orientado a lo escénico, pero su timbre y color son tan brillantes como siempre.

De las tres partes: Nacimiento-Pasión-Gloria y Resurrección, la primera fue la más perfecta y la segunda la de menor tensión musical, ya que su aire de minipasión es muy exigente en ello. Y si hay algún profesional español capaz de concitar criterio y resultados corales óptimos con más de 200 intérpretes, ese es Jordi Casas y cumplió estupendamente su papel. Naturalmente, hay que citar el ¡Aleluya! como número especialmente esperado y disfrutado por todos, más cuando se bisó al finalizar el concierto, como felicitación navideña entre intérpretes y público, colaborando los tres directores locales presentes, V. Benavides, A. Redondo y M. C. del Barrio y los solistas, poniendo en pie a todo el auditorio.

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