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Busto que recuerda al Tío Camuñas en su localidad natal. / COLPISA
¡Que viene el Tío Camuñas!
CONTRAPORTADA

¡Que viene el Tío Camuñas!

Soldado toledano temido por los franceses, su invocación actual es similar a la del Hombre del Saco

J. V. MUÑOZ-LACUNA

Lunes, 10 de agosto 2009, 02:50

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El Tío Camuñas sugiere en la imaginación infantil el mismo terror que el Hombre del Saco, el Coco, el Sacamantecas o el Sacasebos. Todos tienen en común su fama de seres monstruosos que odian a muerte a los niños. Durante la historia han sido útiles referencias empleadas por los padres cuando los hijos se resistían a obedecer. Sin embargo, en el caso del Tío Camuñas su imagen de infanticida resulta injusta. El Tío Camuñas existió y ahora se cumple el bicentenario del origen de su mito en la lucha contra los franceses en la Guerra de la Independencia.

Su nombre real era Francisco Sánchez Fernández y vino al mundo el 11 de septiembre de 1762 en Camuñas (Toledo), localidad manchega de la que acabó adoptando el nombre. La vida de Francisco, conocido más tarde como 'Francisquete', transcurría de manera apacible. A los 23 años se casó con Águeda María Martín, con quien tuvo seis hijos. Su vida cambió por completo con la invasión napoleónica en 1808. Su hermano Juan Pedro, por quien Francisquete sentía devoción, se vio envuelto en la violenta muerte de un concejal afrancesado. Esto ocurrió el 23 de abril de 1809. Un mes después, Juan Pedro fue capturado por los franceses y colgado en una de las aspas del Molino Viejo que aún se conserva en Camuñas bajo del nombre de Molino de La Unión.

Según algunos historiadores como Enrique Rodríguez-Solís, los franceses le prometieron que conservaría su vida si se entregaba, algo que no cumplieron y que llenó de ira a su hermano. Fue entonces cuando comenzó la leyenda del Tío Camuñas.

Muerte de su hijo

Francisco juró venganza y cumplió su palabra acabando con decenas de soldados franceses durante los dos siguientes años. Si la trágica muerte de Juan Pedro le afectó enormemente, los abusos de las tropas invasoras en Camuñas y la prematura muerte de uno de sus hijos el 13 de julio de 1809 acabaron por agriar del todo su carácter. Su pequeño Francisco, de 10 años, ni siquiera pudo tener un entierro digno porque los franceses continuaban ocupando el pueblo.

Todo ello le empujó a recorrer las localidades vecinas para reclutar a amigos con los que organizar una guerrilla. Empezó creando un grupo de 30 hombres, hábiles con las armas y los caballos, que acabaron diezmando las tropas francesas en toda La Mancha. Sus daños fueron tales que los franceses gritaban horrorizados «¡Que viene el Tío Camuñas!» cuando la banda actuaba.

La vida del Tío Camuñas se apagó en octubre de 1811, a los 49 años. Se encontraba con su partida en Belmonte (Cuenca), donde fue sorprendido, capturado y fusilado. Murió el hombre y nació la leyenda. Su pueblo natal, Camuñas, ha puesto el nombre de su ídolo a una plaza donde se alza un busto de bronce que representa la imagen de Francisquete. El busto se realizó basándose en un retrato que el artista toledano Lucio Sahagún Torija pintó tomando como modelo a un descendiente del guerrillero.

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