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Verano de 1923. Miguel Delibes, en brazos de su padre en un carro de heno, durante una estancia en Molledo./ EL NORTE
Miguel Delibes será nombrado mañana Hijo Adoptivo de Molledo
CULTURA

Miguel Delibes será nombrado mañana Hijo Adoptivo de Molledo

Sus hijos recibirán el homenaje del pueblo cántabro en el que veraneaba de niño

ANGÉLICA TANARRO

Viernes, 10 de julio 2009, 03:05

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Una amplia representación de la familia Delibes asistirá el sábado en el municipio de Molledo (Cantabria) al acto de la concesión del título de Hijo Adoptivo de la localidad al escritor Miguel Delibes. El Ayuntamiento descubrirá una placa conmemorativa en el número cuatro de la calle El Portalón, donde está la casa en la que el escritor y su familia pasaba los veranos. Tras este acto, el centro cultural de la villa será el escenario en el que la familia del autor de 'El hereje' reciba el diploma que le acredita como Hijo Adoptivo de la localidad. En representación de las instituciones cántabras asistirán la alcaldesa de Molledo, Teresa Montero Vicenti, y el consejero de Cultura de Cantabria, Francisco Javier López Mercano, que en el 2006 ya promovió la concesión al escritor de la Medalla de Oro al Mérito Turístico de Cantabria.

Según ha confirmado una de sus hijas, Elisa Delibes, la familia estará representada por muchos de sus miembros de varias generaciones. «En este pueblo tenemos muchos recuerdos de los veranos que pasábamos allí. Mi abuelo Adolfo (el padre de Miguel Delibes) nació y murió en Molledo y allí estábamos sus nietos cuando ocurrió». Dos hermanas del escritor, María Luisa y Ana, representarán en el acto a su generación. También asistirá la viuda de su hermano Manuel, con sus hijos Manolo y Javier. De los hijos de Delibes estarán Germán, Elisa, Ángeles y Camino, con sus cónyuges y algunos de sus hijos y también habrá una representación de la familia de José Ramón Delibes, hermano de Miguel, que está enterrado en el cementerio de la localidad cántabra que inspiró su novela 'El camino'.

La relación de la familia Delibes con Molledo se remonta a los tiempos del abuelo paterno del escritor y representante de la rama francesa de la familia. Frederic Pierre Delibes Roux (Toulouse, 1836) llegó a la localidad cántabra en 1864 para trabajar en la construcción del ferrocarril Alar del Rey-Santander. Cuatro años más tarde se casó con Saturnina Cortés Villegas en la parroquia de San Martín de Quevedo de Molledo. Y en este pueblo nacieron sus hijos Luis, Enriqueta y Adolfo, padre de Miguel.

El paisaje de Molledo se quedó grabado para siempre en el imaginario delibeano. Y sus referencias explícitas o implícitas a esta localidad se pueden rastrear en toda su obra. Muchas de ellas y de los recuerdos que el escritor guarda de este lugar aparecen en 'El quiosco de los helados' la biografía del escritor que hizo su amigo Ramón García Domínguez. «Este es un título que a él le satisface muchísimo por el vínculo que tiene con el lugar. 'El camino' está inspirada en el paisaje de Molledo y aunque, según su costumbre, él cambiaba los nombres de los lugares éstos son perfectamente reconocibles», afirma el escritor. García Domínguez recuerda una anécdota de un crítico americano que visitó a Delibes en su casa de Sedano (el pueblo burgalés que es la otra referencia veraniega de la familia) procedente de Molledo. «Traía un montón de preguntas acerca de todos los lugares que acababa de visitar y que aparecen en la novela y le fue preguntando uno por uno».

Las menciones son explícitas en los libros que tienen que ver con sus memorias. En 'Mi vida al aire libre', por ejemplo, habla de cómo durante su noviazgo con Ángeles recorría en bicicleta los 100 kilómetros que separan Molledo de Sedano donde veraneaba su futura mujer. En el comentario que el propio Delibes haría de su libro 'Mis amigas las truchas' dice: «En abril de 1946, al día siguiente de mi boda, me aficioné a la pesca de la trucha. Paseaba yo con mi mujer por la ribera del río Besaya, en Molledo de Portolín (Santander) cuando vi a Panín González extraer de la rasera que precede al pozo del Confitero, un magnífico ejemplar (...)». Junto a ese río, que acogió sus juegos y baños de adolescente, la familia recordará esos veranos con motivo de un reconocimiento más a su figura de escritor y de amante de la naturaleza.

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