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Atascos en el desvío hacia el paseo de San Vicente (Delicias)./ G. V.
Derriban las dos fachadas del 37 y el 39 de Labradores pese a estar protegidas
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Derriban las dos fachadas del 37 y el 39 de Labradores pese a estar protegidas

El jefe de obra justifica la decisión para «garantizar la seguridad de los operarios» y Urbanismo, que desconocía la medida, insiste en que «tenían que conservarlas»

J. SANZ

Sábado, 30 de mayo 2009, 12:08

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La llegada de la maquinaria pesada al mediodía de ayer para proceder a la demolición de los ilustres edificios de los números 37 y 39 de la calle Labradores, declarados en ruina el pasado lunes, obligó a la Policía Municipal a cortar la calle, incluido el acceso al centro por el túnel desde Delicias, con los consiguientes atascos de circulación por los cuatro puntos cardinales en torno al subterráneo.

Los operarios de la empresa palentina de demoliciones Sierra montaron en cuatro horas un gigantesco brazo mecánico de 27 metros terminado en una pinza con el que a las 16.00 horas, en punto, comenzaron a demoler las casas. Y lo hicieron sin miramientos y haciendo caso omiso al decreto municipal que obligaba a conservar las dos fachadas de centenario ladrillo caravista -los edificios fueron construidos en el siglo XIX-. De ambas sólo quedaba el recuerdo en apenas dos horas.

¿Quién dijo miedo?, debieron pensar los operarios y el director facultativo de la demolición a la hora de afrontar unos trabajos que comenzaron con la enorme pinza articulada propinando un primer empujón a la vetusta fachada catalogada del número 37, que la hizo desaparecer en apenas segundos en medio de una gran polvareda.

«Sin demoler las fachadas es imposible proceder a la demolición interior de los edificios con unas mínimas garantías de seguridad para los trabajadores», justificaba a pie de obra el director facultativo, un arquitecto contratado por la promotora Euro Cosmos 21, propietaria de sendos inmuebles.

El mismo responsable ahondó en que esa misma mañana comunicaron a Urbanismo las condiciones en las que se iba a proceder a la demolición y, siempre según su versión, «ellos mismos reconocen en su declaración de ruina que no se puede hacer desde el interior con garantías de seguridad dado el estado que presenta por dentro».

Hasta 300.000 euros

Tan claro no lo debían tener los técnicos municipales habida cuenta de que la propia concejal de Urbanismo, Cristina Vidal, mostró su sorpresa a media tarde por la demolición, para entonces inevitable, de las fachadas. «A nosotros no nos han comunicado nada, al menos hasta las tres menos cuarto, y ahora mismo voy a enviar a un técnico para valorar la situación dado que la declaración de ruina recogía expresamente la obligación de proteger las fachadas y de proceder a la demolición del interior», anticipó a las 18.30.

Del informe que emita el arquitecto municipal dependerá la apertura o no de un expediente administrativo, con la correspondiente sanción, por incumplimiento del artículo 122 del Plan General de Ordenación Urbana, que establece la obligación de los dueños de conservar las fachadas catalogadas con un grado P4 de protección ambiental, como era el caso. La multa por una infracción, en principio grave, oscilaría entre los 10.000 y los 300.000 euros, según contempla la Ley de Urbanismo.

Pero eso es historia y la política de hechos consumados llevada a cabo ayer sobre el terreno por los obreros impedirá la conservación de un solo ladrillo. El derribo comenzó sin que los operarios hicieran siquiera ademán de asegurar las fachadas -no trajeron material para ello- y con la actuación de la citada máquina arremetiendo sin piedad, con una precisión quirúrgica, eso sí, contra los inmuebles para evitar derrumbes en las medianerías de los edificios contiguos. El del número 41, en la esquina con la calle Niña Guapa, y el del lado de Nicolás Salmerón.

Los trabajos continuarán a lo largo del fin de semana con la intención de reabrir hoy al tráfico, al menos, un carril en cada sentido cuando finalicen las labores del brazo mecánico. Después comenzará la demolición de los restos de las edificaciones, con maquinaria más ligera, y las tareas de desescombro, en principio, este lunes.

El corte total de Labradores, entre Niña Guapa y Nicolás Salmerón, se produjo a las 12.00 horas y enseguida comenzaron a formarse los primeros atascos después de que los policías municipales cortaran el acceso desde Delicias y desviaran la circulación -incluidas seis líneas de Auvasa- por el paseo de San Vicente rumbo a San Isidro y la Circular. En estas tres vías, además de los ya de por sí saturados paseos de Farnesio y de Juan Carlos I por el corte del carril de entrada a la ciudad de la carretera de Madrid, se formaron los mayores atascos en hora punta.

Un lustro deshabitados

La declaración de ruina inminente de los edificios demolidos ayer se produjo el lunes, tres días después de que un primer derrumbe interior, al que siguió otro el domingo, obligará a intervenir a los Bomberos. Los técnicos municipales visitaron ese día los edificios y constataron su mal estado por culpa de dos boquetes en la cubierta que dejaron pasar la lluvia durante meses. El agua fue minando la estructura de madera hasta dejarla al límite del desplome.

Las deficiencias de sendos inmuebles comenzaron hace más de un lustro, cuando abandonaron las casas del número 37 los últimos inquilinos de renta antigua -sus vecinos del 39 hicieron lo propio cinco años antes-. Después, sólo los indigentes se cobijaron en el 37 hasta que el último derrumbe lo dejó inhabitable el viernes.

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