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ALBERTO CAMPO BAEZA ARQUITECTO,AUTOR DEL PROYECTO DE LA SEDE DEL CONSEJO CONSULTIVO

El Consejo Consultivo unirá modernidad e historia en su sede definitiva de Zamora

El edificio, que estará finalizado en el 2009, tendrá el aspecto de una gran caja de vidrio y estará rodeado por un muro de piedra medieval

LILIANA MARTÍNEZ COLODRÓN L. M. C.

Lunes, 12 de noviembre 2007, 11:12

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«Una caja abierta al cielo rodeada por un jardín secreto en la que conservamos y plantamos árboles frondosos y plantas aromáticas». Así es como Alberto Campo Baeza concibe en su proyecto cómo será la nueva sede del Consejo Consultivo de Zamora. Un edificio que estará finalizado en verano del 2009, que ocupará un solar propiedad de la Junta en la céntrica calle Obispo Manso, frente a la Catedral, y en cuya construcción -adjudicada a Dragados SA y Contratos y Obras San Gregorio SA-, el Gobierno regional invertirá casi siete millones de euros. Una importante cifra para desarrollar un su proyecto en el que Campo Baeza idea un edificio como una gran caja de vidrio con forma de L que ocupará una superficie construida de 4.377 metros cuadrados que se reparten en cuatro plantas.

El sótano, que ocupará 2.299 metros cuadrados, acogerá un salón de plenos de casi 400 metros útiles, un aparcamiento para treinta vehículos, una zona de almacenes y un archivo. La superficie de la planta baja (1.072 metros cuadrados) se reparte entre el amplio vestíbulo de acceso (de doble altura), los despachos de los letrados, el área administrativa, la zona de atención al pública y la biblioteca. En 893 metros cuadrados se distribuirá la primera planta, donde se construirán los despachos del presidente (que ocupará el recién nombrado Mario Amilivia), y los consejeros, así como varias salas de reuniones. La última planta (113 metros cuadrados) acoge un cuarto de instalaciones. La fachada del edificio permitirá la entrada abundante de luz exterior y albergará elementos de control solar que disminuirá el gasto energético.

Para salvar la integración de este moderno edificio en el entorno del casco histórico, el proyecto contempla que lo delimite un gran muro de aspecto medieval con piedras de las canteras de Zamora y con grandes huecos que enmarcan desde dentro el paisaje y los edificios circundantes.

El proyecto para esta sede es fruto de un concurso de ideas convocado por la Consejería de Hacienda que ganó el equipo dirigido por el arquitecto Alberto Campo Baeza y compuesto además por Pablo Fernández Pablo J. Redondo Díez, Alfonso González y Francisco Blanco Velasco.Fue la propia plaza de la Catedral de Zamora la que inspiró el proyecto. «Estaba sentado, tomando café, frente a la parcela. Y fue cuando decidimos hacerlo». En ese momento se gestó su 'hortus conclusus', porque para el arquitecto Alberto Campo Baeza (Valladolid, 1946), en la sede del Consejo Consultivo se une arte, patrimonio, urbanismo y poesía. En su proyecto cita versos de Garcilaso de la Vega y evoca una imagen bíblica para dar cuerpo al espíritu del nuevo edificio zamorano.

-¿Cuáles son las claves para entender este proyecto?

-Su integración en la ciudad histórica, pero a través de una arquitectura del tercer milenio. No queremos hacer ningún pastiche, sino al revés.

-¿Pero el propio carácter histórico de la zona dificulta la integración de un edificio moderno?

-Un arquitecto contemporáneo debe saber la respuesta a la ciudad histórica. Como lo hizo Bernini o Borromini en Roma. No se les ocurrió hacer un templo romano, sino un barroco maravilloso. La actitud es la misma.

-Define en su proyecto el edificio como un 'hortus conclusus'...

-Es una figura de la Sagrada Escritura, ese 'huerto cerrado hermosa mía eres tú'. Cerramos ese huerto con unos muros de piedra gruesos dejando en el centro una joya de vidrio.

-El muro cumple una doble función para delimitar y, a la vez, para integrar.

-Sí, por una parte casa bien con la piedra de la Catedral y a la vez consigue integrarse con el interior a través de sus grandes ejes y puertas; logrando marcar a través de lo huecos el paisaje de la Catedral.

-¿Teme que el hallazgo de restos arqueológicos retrase demasiado la obra?

-Ahora hay una campaña arqueológica y los restos que se encuentren -aunque parece que no van a ser muchos- los pondremos en valor. En general los arquitectos braman contra los arqueólogos, pero yo me llevo francamente bien. Yo creo que el problema es que se lían los políticos. Y para evitarlo, lo que deben hacer es que las campañas arqueológicas se hagan mucho antes. Sin embargo los políticos prefieren esperar al comienzo de las obras, y así meten los costes en el proyecto.

-¿Ha sufrido el proyecto alguna modificación?

-No, variaciones sustanciales no ha sufrido ninguna.

-El Musac de León, el edificio de las Cortes regionales, el Auditorio Miguel Delibes... ¿se está convirtiendo Castilla y León es una comunidad moderna e innovadora en lo que a urbanismo se refiere?

-Yo creo que sí. Hay una parte del país que está apostando por este tipo de urbanismo. Pero hay que seguir empujando para que se siga impulsando la buena arquitectura, y no tanto llamar a las grandes estrellas del firmamento-como Ghery, Zaha Hadid o Nouvel- sino a otros que también tienen una enorme valía, como los jóvenes.

-¿Ha conseguido cautivarle alguno de estos nuevos edificios castellanos y leoneses?

-El Musac de los arquitectos madrileños Emilio Tuñón y Luis Moreno Mansilla, o el Museo Patio Herreriano de Juan Carlos Arnuncio. Por decirte un par de ellos de gente que admiro y quiero muchísimo.

-Y como vallisoletano, ¿qué opinión le merece el urbanismo que se hace en la ciudad?

-En general, las ciudades de este país necesitan un pensamiento mucho más profundo, con un mayor cuidado de sus centros históricos. Yo como arquitecto rabiosamente contemporáneo echo de menos un mejor urbanismo en el extrarradio de la ciudad. Me parece repugnante lo que se está haciendo. Como arquitecto me da vergüenza, porque al final todo es culpa de la especulación.

-¿Necesita Valladolid un edificio emblemático?

-A mí eso me parece una estupidez. Se trata del dichoso 'síndrome Guggenheim'. Cada ciudad tienen su ritmo y su historia y no todas necesitan un edificio como éste. Valladolid tiene suficiente cantidad de edificios emblemáticos y no necesita un Guggenheim.

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