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Fernando Alonso saluda después de ganar la sesión de calificación en Hungría en agosto de este año, con Ron Dennis al fondo. / AP PHOTO-MURAD SEZER
316 días de compromiso
AUTOMOVILISMO

316 días de compromiso

De las buenas palabras a los silencios, la relación entre Fernando Alonso y Ron Dennis comenzó como un cuento de hadas y finalizó como una pesadilla

ALFONSO R. ALDEYTURRIAGA

Domingo, 4 de noviembre 2007, 01:44

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El 19 de diciembre se cumplirán dos años de aquel anuncio oficial que a más de uno dejó boquiabierto. A Flavio Briatore, sin ir más lejos. No se había iniciado la temporada 2006, la que concluiría con el segundo título mundial de Fernando Alonso con Renault, y McLaren ya se frotaba las manos pensando en 2007, con el asturiano tomando asiento en una flecha plateada. Fue como un cuento de hadas. La pareja perfecta. Pasado, presente y futuro unidos por la velocidad. «En Brasil (25 de setiembre de 2005) le pregunté si quería formar parte de McLaren. Nos reunimos en Japón y, tres semanas más tarde, firmamos».

Ron Dennis no desveló hasta casi un año después (30 de noviembre de 2006) cómo había sido la negociación que culminó con el sí de Alonso. Lo hizo en Woking, en la faraónica sede de McLaren, que lleva la firma de sir Norman Foster a imagen y semejanza del patrón de la escudería anglo-germana. Todo allí es a lo grande. Aquel día se rodeó Dennis de periodistas españoles para mostrar su obra y transmitir un mensaje de ganador nato. No ocultó que le gusta rodearse de lo mejor y que Alonso lo era. Cómo alardeaba del asturiano. No en vano, llegaba a McLaren con dos títulos mundiales en su haber. Casi nada.

En Woking, a cambio, le ofrecían un compañero novato. Se barajó la opción de De la Rosa como pareja en los circuitos, pero... Ron Dennis apostó por Lewis Hamilton, recién llegado de la GP2. «La fortaleza de Alonso minimiza el riesgo», confesó el patrón de McLaren en aquel encuentro con la prensa española. Pocos más hubo. Y cuando existieron fue para lanzar un mensaje distinto al que enviaba a la prensa británica.

Aquel día se mostró Ron Dennis especialmente locuaz. Y dejó frases para la historia. Ahora lo son, más después de ver cómo se desarrollaron los acontecimientos, más después de un desenlace anunciado. «Ganar en la Fórmula-1 no es fácil. Los éxitos vienen y van. Pero Alonso es inteligente y comprende en la complejidad de la F-1. Él cree en McLaren y McLaren en él». 316 días después nadie cree en nadie.

Pero más curioso resulta aún la defensa a ultranza que el patrón de McLaren hizo del piloto asturiano y que... el tiempo se encargó de demostrar que sólo fueron eso, palabras. Dijo el presidente y consejero delegado de la escudería de las flechas plateadas que el asturiano es «una persona purista y apasionada en las carreras y en la vida. Lo conozco bien y me encanta su enfoque». Estas declaraciones las pronunció a finales de noviembre de 2006. En marzo del año siguiente ya comenzaban las primeras diferencias.

Lecciones de patrón

Y se permitió Ron Dennis, incluso, dar lecciones a la prensa española. «Hay que ayudarlo porque está muy confuso con muchas cosas que experimenta en su país. Hay que dejarlo respirar porque hay demasiadas especulaciones sobre su vida privada y sobre cuánto ama a su país. Como su futuro jefe, pido ayuda y respeto porque es su emblema nacional».

316 días duró la historia. Del amor al odio se pasó bastante antes. Demasiado pronto descubrió Fernando Alonso que McLaren no era su casa. Nunca se sintió como en ella. Vivió el asturiano un cúmulo de despropósito. Se sintió extraño, en medio de extraños.

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