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JUAN CARLOS QUIÑONES
Domingo, 14 de octubre 2007, 02:11
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El BM Valladolid terminó crucificado por su exagerada irregularidad y por la falta de definición en momentos puntuales lo que le llevó a caer derrotado en un dramático encuentro (27-25) ante un Naturhouse La Rioja que tuvo más regularidad y mayor capacidad de reacción y definición en los momentos definitivos del compromiso.
El encuentro comenzó con el dominio del cuadro riojano que se mostró muy ordenado, equilibrado y regular bien dirigido por Julio Fis y Marco Antonio Oneto, quienes desde el mismo inicio se erigieron como los principales artífices junto al portero Armand Torrego de una victoria que se comenzó a construir desde el pitido inicial, cuando el equipo local tomó el control y las manijas del juego.
Contrario a su antagonista, el conjunto visitante inició la contienda completamente desconcentrado, concediendo demasiadas ventajas en defensa y con poca capacidad de resolución. Un mal que terminó por hacerle claudicar ante un rival que entró decidido a conseguir la victoria. Razón tenía el entrenador Juan Carlos Pastor cuando se quejaba en rueda de prensa de la falta de competitividad y de jerarquía de su equipo, al que acusó de falta de ambición y de falta de capacidad de reacción en un juego en el que el Naturhouse Logroño, con algunos baches, tuvo en todo momento los argumentos y la consigna clara de que la victoria sería una realidad.
Fis, cañonero
El aporte ofensivo de la dupla Marc Amargán y Julio Fis, llegando desde atrás, sumado a la aportación resolutiva de Marco Antonio Oneto fue uno de los principales argumentos del equipo riojano para imponer su superioridad en un primer cuarto en el que parecía encauzar a su favor el destino del compromiso.
Sin embargo, tras un rápido ajuste Juan Carlos Pastor apostó por la calidad de dos de sus principales valores: Edu y Perales, quienes junto a la dupla Muratovic y Raúl Entrerríos en ataque, lograron equiparar la contienda a nivel de juego y le permitieron a su escuadra en la recta final de la primera mitad colocarse en ventaja en el marcador producto de una gran reacción fundamentada en su solidez defensiva, en su labor de conjunto y en su capacidad anotadora.
Con un 12-13 a favor, el BM Valladolid comenzó la segunda mitad con los mismos errores al inicio del compromiso. Pese a la igualdad en el marcador, el cuadro castellano lució desconcentrado y apático en su juego, lo que le permitió al cuadro local reaccionar vigorosamente producto del óptimo trabajo colectivo, agresividad en la marca, y una gran solvencia en la definición, faceta en la que volvió a emerger uno de sus valores principales, Julio Fis, ahora respaldado por el emergente Javar Tvedten quien, desde el máximo castigo, nunca falló.
A esta labor se sumó el grandioso trabajo del portero Armand Torrego, que se erigió como el protagonista del partido al realizar numerosas paradas de mérito en los inicios de la segunda mitad que abortaron la posibilidad de reacción de un BM Valladolid que por momentos intentaba sin mucha convicción dar la vuelta al partido, pero que siempre terminaba chocando ante la muralla y las ganas de la defensa riojana y de un portero que fue el gran héroe de la jornada.
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